CASAS HOUZZ: UNA VIVIENDA EN MONTERREY CON VISTAS A LA SIERRA MADRE

José Juan Garza de Monterrey, MX en Houzz

Mármol claro para el suelo, infinitos muros de cristal y un mirador espectacular: una vivienda contemporánea en México abierta a la luz.

La casa Santa Engracia se encuentra en Nuevo León, dentro del área metropolitana de Monterrey, México. Ubicada al final de un ‘cul de sac’ en una zona residencial, por sus ventanas uno puede presenciar una de las vistas más impactantes de la Sierra Madre, cordillera que atraviesa el país a lo largo de 1.000 km. En esta vivienda los espacios fluyen y se integran según las necesidades, brindando una experiencia que se adapta a sus inquilinos. Diseñada por rdlp arquitectos, esta es una casa profundamente enmarcada en el entorno.

De un vistazo
Quién vive aquí: Un matrimonio joven con tres hijos: dos chicos y una chica.
Situación: San Pedro Garza García, Nuevo León, México.
Superficie: 1.159 m2
Autor: rdlp arquitectos, oficina dirigida por el arquitecto Rodrigo de la Peña Larralde con sede en San Pedro Garza García, México.
Dato curioso: el dormitorio principal se encuentra dentro de un cubo suspendido con un volado de 13 metros.

El proyecto casa Santa Engracia se ubica en un terreno de 1.200 m2 con una de las vistas más privilegiadas hacia el sur de la ciudad. El diseño se desarrolla en planos que van mostrando diversas facetas y recorridos dentro del conjunto, jugando con la idea de cerrarse hacia el exterior y abrirse hacia el interior –fomentando, por tanto, la vida hacia el patio y el jardín.

“Los clientes hicieron énfasis en la manera en la que querían vivir la casa: un hogar que se pudiera transformar y ampliar hacia el exterior, pero conservando la privacidad desde el exterior”, cuenta el arquitecto Rodrigo de la Peña Larralde, director de la oficina encargada del proyecto, rdlp arquitectos.

Los materiales propuestos responden directamente al clima seco de la región. En los muros con mayor grado de exposición solar, se propuso un panel ventilado con acabado madera.

El área social integra la entrada principal, sala, bar y comedor. Se trata de un espacio unificado que permite albergar todas las actividades sociales.

“Los clientes deseaban tener espacios que les permitieran disfrutar de las fiestas que celebran continuamente, es decir, que fuera un lugar que sus visitantes recordaran y al cual quisieran regresar”, explica De la Peña.

En el centro de esta zona, se construyó un muro de hormigón visto con una ligera inclinación que organiza el espacio interior, y que posteriormente se puede observar como una continuación en el mirador en el segundo nivel. Cada detalle decorativo fue cuidado con el objetivo de dar personalidad.

El suelo es de un mármol en tono claro que visualmente permite mantener la continuidad espacial y acentuar los espacios de circulación en la residencia. El pasillo principal conduce hacia el área social, cocina, comedor y, claro, hasta el exterior. En este corredor, los habitantes disfrutan de la luz y de la sombra que se proyecta por una pérgola en el segundo nivel.

La cocina funciona también como un área de convivencia familiar. De acuerdo con el arquitecto, “a diario se utiliza más esta zona para comer que el comedor, ya que aquí las relaciones que se establecen son más cercanas y espontáneas”.

La escalera siempre es un motivo recurrente en los proyectos del mexicano Rodrigo de la Peña. Para el de Casa Santa Engracia, el arquitecto optó por una asimétrica recubierta de mármol, donde la segunda rampa está dibujada con escalones pequeños y con más profundidad, jugando con la percepción del que la usa.

Para lograr esa capacidad de transformación y adaptabilidad que pedían los clientes y que remarca Rodrigo, se propuso desde inicio una casa en forma de escuadra que pudiera abrirse en su totalidad hacia el interior de la propiedad, tal y como se ve en el plano de la imagen.

Por el exterior, la escuadra se enfatizó mediante dos grandes muros que atraviesan la casa de lado a lado. Estos muros además de definir los espacios, separan las áreas de circulación del resto de la vivienda.

Desde el patio se pueden observar dos elementos protagonistas de la fachada hacia el interior y muy diferentes entre sí: el área social y el cubo de la estancia principal.

La primera tiene una transparencia y permeabilidad visual, mientras que la segunda es un volumen cerrado que mantiene la privacidad de un dormitorio. La estructura del área social está basada en el muro central y en columnas circulares hacia el exterior, lo que permite poder tener un único espacio diáfano sin interrupciones, fomentando la mutabilidad y la conexión con el exterior.

El volumen del dormitorio principal se diseñó como un elemento suspendido con un volado de 13 metros, estructurado gracias a una armadura de acero oculta, logrando impactar visualmente y, a la vez, techar parte de la terraza.

Desde el área familiar se accede al mirador que está sobre la losa, con vistas espectaculares hacia la sierra y al resto de la ciudad.

En las azotea se emplearon jardineras con plantas regionales sobre una cama de piedra volcánica, que minimiza también el contacto solar. Desde el principio se tenía claro que era necesario utilizar al máximo la superficie de esta losa, ofreciendo un espacio de contemplación y relajación. “El mirador es uno de los lugares más importantes de la casa, todos los días son únicos en él, mirando hacia la Sierra Madre”, comenta el responsable de la vivienda.

El panel ventilado se empleó en diversos formatos, aplicándolo como techo falso y acabado en muro, mejorando la inercia térmica. De noche la percepción se inclina hacia los espacios recubiertos por cristal, donde la transparencia es protagonista y la noción de exterior e interior se desdibuja, completando la idea original de la arquitectura.


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