ESPACIO CONTINUO

Casa Siete, creada por el despacho Hernández Silva Arquitectos, es una vivienda donde la arquitectura se manifiesta de manera diferente en la parte frontal y en la posterior, ofreciendo cualidades distintas pero complementarias. El terreno tiene la particularidad de ser una plataforma plana y elevada, lo que brinda unas vistas magníficas hacia el oriente. Esta casa se localiza en Zapopan, Jalisco. El proyecto tiene una extensión de 953 m2 y fue terminado en 2012.

Al frente de la vivienda, la calle posee una pendiente muy inclinada, lo que facilitó que el acceso pudiera ser a dos niveles diferentes: el principal, en el área social, y en sótano, donde se ubicaron la cochera y los servicios. En el tercer nivel se ubicaron las áreas más privadas e íntimas.

La intención arquitectónica del proyecto se basa en aprovechar la forma irregular del terreno para desarrollar una conexión entre los diversos volúmenes del conjunto. Dos prismas se colocan al norte y el sur del terreno, dejando la parte central libre a doble altura. Este cuerpo central solamente es atravesado por un puente en la parte poniente y por el volado de las habitaciones, el cual remata con el jardín.

Enfatizando la característica que las fachadas manifiestan dos lenguajes diferentes hacia el frente como hacia atrás, al norte sobresale un elemento volado sobre un muro de madera como un gesto que define un recibidor. Al sur, se diseñó un muro vertical que sube del sótano y termina en la parte más alta de la vivienda.

La fachada exterior a la calle define un juego de volúmenes entre los árboles, que junto con la vegetación del patio interior y el jardín en talud definen una experiencia agradable de bienvenida.

La distribución interior de la casa es abierta y amplia, con mucha transparencia en las áreas sociales, cuidando perfectamente la privacidad en las áreas familiares. Los espacios se van descubriendo de una manera continua, al entrar se encuentran las escaleras y se tiene un primer contacto con el patio interior. Al seguir el recorrido, el espacio se amplía en el área del comedor y la estancia, que se encuentra definida por el muro diagonal de la chimenea que constituye un elemento monolítico de concreto que atraviesa la doble altura.

En el volumen sur, se ubicó la zona más privada de la casa, un estudio con vista hacia el patio interior y a la calle. Tanto el estudio como la cocina se comunican con la escalera de servicio que conecta el jardín, el asador y los servicios, con la terraza principal.

La planta alta está dividida en dos cuerpos, separando las habitaciones de los niños de la recámara principal, y con un cuarto independiente para visitas. La recámara principal es un elemento que se define mediante el gesto de un volado hacia el jardín, tiene un espacio amplio para clóset y baño privado. Las habitaciones de los niños se comunican a un estudio familiar que disfruta de la doble altura, pero al mismo tiempo se puede cerrar para tener una mayor privacidad.

En cuanto a la aplicación de materiales, se utilizaron pocos para enfatizar la volumetría de la vivienda. En planta baja, los pisos son de madera y piezas de mármol, algunos muros están recubiertos de madera cumarú al exterior y en la parte posterior con franjas de cantera américa negra. La madera utilizada en la carpintería es de nogal. Se resaltan algunos volúmenes de concreto y el resto son muros con aplanados de pintura blanca.

Casa Siete logra unificar lo mejor de la apertura y la transparencia, así como de la privacidad y la intimidad, constituyendo una serie de espacios ideales para realizar todo tipo de actividades, adaptándose perfectamente a las necesidades de los usuarios.

*Artículo publicado en el suplemento ChicHaus 20 de Milenio Monterrey y D.F.

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