ELEGANCIA ESCULTURAL
Las cosas no siempre son lo que parecen, una colina verde puede convertirse en un edificio oculto, un jardín que flota, o inclusive en una bodega bajo la tierra. La idea anterior describe perfectamente la esencia mística del proyecto de Christian de Portzamparc para una bodega de vinos en Saint-Emilion, en Francia, el cual se terminó en 2011.
En un viñedo en Saint-Emilion, este edificio conocido como la “bodega bajo la colina” a simple vista parece un montículo que se extiende desde un château antiguo, un elemento elevado de concreto que parece flotar en el aire, creando una nueva historia en este paisaje tradicional.
Los dueños de la casa de vinos Cheval Blanc, el Barón Albert Frère y el famoso empresario Bernard Arnault, dueño del fastuoso grupo LVMH, querían capturar la sofisticación y la atención al detalle que imprimen a su amado vino, en el diseño de un nuevo establecimiento. Por lo anterior, Portzamparc tuvo la tarea de solucionar estas necesidades mediante un gesto formal elegante, discreto y con un efecto sugestivo, estableciendo el objetivo de lograr una atmósfera de armonía perfecta entre el lugar y su propósito.
El edificio antiguo, la orangerie, se dispuso como una recepción que se conecta mediante un pasillo de cristal al nuevo anexo. La intención arquitectónica principal, sin duda es, definir un volumen que flote, que mediante superficies sinuosas de concreto moldeado enfaticen la unión perfecta entre la escultura, la arquitectura y el paisaje. Esta estructura curva, visualmente ligera y dinámica, se conecta con los viñedos de alrededor en todo momento.
La construcción de la estructura está realizada en concreto blanco, donde se colocaron seis muros cargadores, que se unen por medio de un sistema de vigas curvas. Como parte de la cubierta se colaron una serie de placas de concreto armado, que son el soporte de la terraza jardín. Adicionalmente, se debe destacar que esta losa no se apoya en los muros cargadores, sino que deja espacios para domos que permitan la entrada de luz natural al recinto.
Definitivamente, arquitectura tan magnífica como la que se experimenta en este edificio no tiene un solo elemento superficial, todo está llevado al límite, logrando la unificación de cada uno de los actores involucrados y es notoriamente apreciable a simple vista.
En el espacio principal se ubicó un patio abierto que sirve como un área multifuncional que se utiliza como área para separación y embotellado. Los muros se definieron como celosías de madera para proveer de ventilación natural al interior. De esta manera, se reemplazan sistemas que desperdician energía y recursos, de una forma muy económicas. Siguiendo esta premisa, se colocaron 52 contenedores de vino, porque son el número exacto que el viñedo necesita, y se construyeron de concreto siguiendo la línea de la arquitectura.
Este proyecto es uno de los pocos edificios en el negocio del vino que tiene una certificación de High Environmental Quality (HQE), logrando superar criterios relacionados no sólo con el medio ambiente, sino con el tipo de materiales usados, manejo de agua, energía y desperdicios, control higrotérmico, confort acústico, visual y olfativo, además del bienestar de las personas que van a disfrutar del espacio.
El taller se diseñó como un área cubierta de madera que se utiliza para empaquetar. En este espacio se incluyó una cava que puede albergar hasta 566 barriles. En este cuarto los muros siguen un patrón de celosía hecha con ladrillos que ocultan las instalaciones mecánicas. La terraza jardín invita a los visitantes a ver el paisaje del cual se genera toda la industria vinatera local.
El rechazo constante a delimitar un volumen cerrado en esta obra, aún en contra de la naturaleza del propósito del edificio y del propio material, constituye una innovación valiosa en materia de diseño. Por esta razón, la “bodega bajo la colina” se convierte en mucho más que una lugar de producción y almacenamiento, convirtiéndose en un lugar para la concentración y la meditación, entre el exterior y el interior, un espacio que se transforma y promueve la interacción humana.
*Artículo publicado en el suplemento ChicHaus 2 de Milenio Monterrey.
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- Publicado:
- enero 23, 2013 / 3:09 PM
- Categoría:
- Oficinas
- Etiquetas:
- Albert Frère, Bernard Arnault, Cheval Blanc, Christian de Portzamparc, LVMH
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