RESPONDIENDO A LA ESENCIA DEL LUGAR
La dicotomía de la edificación y el lugar es tan antigua como el tiempo, y a partir de la segunda mitad del Siglo XX la necesidad de aproximarse a estos dos conceptos de una manera coherente y eficaz se constituyó como uno de los principales retos en el desarrollo de la práctica arquitectónica. El arquitecto de origen israelí Moshe Safdie ha sido uno de los proyectistas más contundentes en cuanto a la respuesta de la arquitectura al lugar.
Desde el comienzo de su carrera, Safdie ha consolidado la experimentación formal, conceptual y ambiental como elementos primordiales dentro de su diseño, hasta el punto de aproximarse a los inicios de la sustentabilidad. Indudablemente, la fuerza de su práctica yace en la diversidad cultural y geográfica donde se proyecta. Sus planteamientos son específicos para cada cultura y lugar, y se entrelazan con la trama urbana, social e histórica del sitio.
Uno de los proyectos más recientes de Safdie, donde se destaca la respuesta a la esencia del lugar, es el Crystal Bridges Museum of American Art, museo localizado en Bentonville, Arkansas, en Estados Unidos. Este edificio se colocó en una cañada en medio de dos montañas con una vegetación privilegiada de robles y pinos blancos, en un terreno de 48 hectáreas en la meseta de Ozark cerca del manantial que se conoce como Crystal Springs, del cual el museo toma su nombre.
El objetivo del proyecto era diseñar un museo en el que el arte y la naturaleza se pudieran experimentar paralela y armoniosamente. El acceso al conjunto se ubica en la cima de la montaña, con una vista imponente del complejo entero. Se diseñaron dos estructuras puente para atravesar la cañada, formando grandes estanques, con una diferencia de 3.50 metros en altura, deteniendo el flujo del agua. Los dos estanques se consolidan como el corazón del proyecto, donde las estructuras que definen el museo se intersectan.
Desde el estacionamiento y el motor lobby, se puede bajar mediante las escaleras y el elevador al nivel más bajo donde remata con un estanque del cual se inicia el recorrido del museo. Los visitantes circulan de un pabellón a otro, cruzando los estanques con vistas extraordinarias de espacios abiertos, donde la arboleda circundante es visible en todas las direcciones.
Todo el museo consiste en ocho pabellones, tres de los cuales de los cuales colindan con los estanques, y sirven de contención para la ladera de la montaña. Los dos pabellones restantes atraviesan el estanque funcionando como dique y puente simultáneamente. El pabellón principal, la gran sala, está configurado como un área separada, que se conecta al bloque principal por medio de galerías con una estructura secuencial curveada.
El programa del museo es diverso, incluye galerías, biblioteca, espacios educativos, un restaurante, la gran sala junto con un auditorio con sus servicios específicos y la infraestructura para estacionamiento. Recorriendo el edificio, el visitante se desenvuelve gradualmente de áreas más introspectivas, como galerías y salones de clase, hacia otras áreas más públicas, como una serie de pasillos donde se implementó una fachada exterior de cristal que permite tener un contacto directo con el magnífico paisaje circundante.
Entre los pabellones se diseñaron espacios públicos intersticiales, como un patio de acceso, un jardín anfiteatro como mirador al estanque, una pradera que se extiende en dirección al manantial Crystal Springs. Cada uno de estos espacios aportan una diversidad de actividades, exposiciones, seminarios, escenario para espectáculos, etc., y proyectan los espacios interiores y exteriores hacia el inmenso paisaje natural.
La estructura principal consiste en una serie de muros de concreto y columnatas hechos en el sitio; estos muros tienen detalles de madera colocados horizontalmente en un relieve realizado durante el proceso de construcción. El volumen se define y se cierra con cubiertas diseñadas con un sistema de vigas de madera laminada y tablones hechos de madera de pino de la región.
El lenguaje arquitectónico de una geometría con una cubierta cóncava y convexa, junto con la tradición constructiva con base en madera se conjugaron para crear una calidad formal suave emulando las montañas de los alrededores. Las cubiertas convexas se recubrieron con paneles de cobre con un acabado que con el tiempo se mimetizará con la flora del lugar.
Se diseñó una diversidad de galerías, tanto para arte tradicional, contemporáneo y exposiciones temporales, una amplia colección que varía en tamaño y escala, así como de período histórico. Algunas galerías tienen un filtro de luz natural mediante la estructura de madera, y posteriormente con una segunda línea de elementos difusores de luz, aportando el control necesario para iluminar el arte expuesto de una manera sutil.
El propósito de este proyecto es crear un edificio con el espíritu de la meseta de Ozark, que se alimentara de la tradición regional, tanto en el lenguaje arquitectónico como en el uso de materiales. Finalmente, lo construido y lo natural establecen un diálogo donde la naturaleza se convierte en receptáculo de la vida y el edificio se establece como un objeto con la voluntad de volverse uno con el ambiente.
*Artículo publicado en el suplemento Casas & Más 156 de Milenio Monterrey.
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- Publicado:
- septiembre 24, 2012 / 6:19 PM
- Categoría:
- Museos
- Etiquetas:
- crystal bridges, Moshe Safdie, Ozark, United States
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